LOS OJOS DE LA MENTE
Lo que observamos y oímos no es la
copia exacta del mundo externo sino la interpretación que hacemos de esa
información sensorial en base a la información del contexto y nuestro estado de
ánimo. Esta manera de ver y oír requiere del trabajo conjunto de distintas
áreas del cerebro.
Si bien creemos que vemos con los
ojos y escuchamos con los oídos, lo cierto es que la información proveniente de
estos órganos es manejada por nuestro cerebro.
Nuestros ojos reciben la información
visual en forma de ondas electromagnéticas, y se encarga de traducirlas en
impulsos nerviosos que son enviados al cerebro. Estas señales son recibidas por
las áreas cerebrales visuales, que reciben esta información de modalidad
sensorial, las cuales están compuestas por subregiones que se especializan en
el procesamiento de cierto tipo de información: la percepción del movimiento,
del color, de formas, de espacio. Una vez que la información visual es
procesada, es transmitida a lo que se denominan áreas de la asociación,
en las que se otorga el significado o sentido a la información visual; dicha
información se convierte en algo que podemos reconocer y darle una
interpretación en base a nuestra experiencia.
Todo lo que a primera vista parece tan simple, requiere de un gran trabajo cerebral para ser procesado, decodificado y dado por cierto.
Solemos cargarnos de miedos a lo largo de nuestra vida. Desde que nacemos, algunos acontecimientos dejan en nuestra mente una huella que puede afectarnos durante toda la vida. Nuestro cerebro tiene un mecanismo de protección que a través de hormonas produce adaptaciones en nuestro cuerpo, útiles para dar frente o huir de una situación que ponga nuestra vida en peligro. El tema a tratar es que la mayoría de nuestros miedos poco tienen que ver con agentes que amenacen de manera directa nuestra seguridad. La mayoría de nuestros miedos interfieren en nuestra vida limitando nuestros pasos, haciéndonos creer que algo desagradable nos va a pasar, que vamos a perder el bienestar en determinado ámbito o circunstancia de vida que tenemos hasta el momento; también nos pueden hacer sentir que nuestra vida acabará de forma precipitada, o que podemos perder a nuestros seres queridos, que podemos fallar en aquello a lo cual nos arriesgamos, ante lo cual creamos escenarios donde nos vemos ficticiamente amenazados.
Todos podemos tener miedo ya que por naturaleza humana y ancestral nos ocurre; lo que no es correcto es darle tal entidad de colocarlo en primer plano y no tomar solamente la señal de estar precavidos, o de analizar si son realmente infundados. Según el lugar que los coloquemos, ellos serán quienes decidan sobre nuestra vida. Incluso tememos a cosas inevitables como nuestra partida, nos produce gran malestar, inclusive hay quienes desarrollan fobias en relación a ese tema, lo cual dificulta aceptar que la vida no termina, sino se transforma en otra forma de existencia.
Nuestros miedos no nos favorecen cuando se apoderan de nuestras decisiones, sólo nos traerán más inconvenientes. La manera de liberarnos es aceptándolos, enfrentándolos, aceptando su reto. Seguramente al comienzo no será tarea fácil, pero sí una invitación a superarnos a través del coraje que todos tenemos para vencerlos.
Revisa lo que tu mente crea, y que tú eliges creer. Al liberarte de temores, seguramente llegarás al lugar donde tu bienestar está aguardando.
CONOCERNOS
Cuando no comprendemos aspectos de la
realidad,
ni tampoco lo hacemos con nosotros mismos
A veces ni siquiera nosotros mismos nos entendemos pero, sin embargo, no
podemos evitar esperar que los demás tengan en cuenta nuestras sensaciones,
nuestros pensamientos y nuestros deseos.
Como no tenemos la certeza necesaria para saber lo que otros sienten, no deberíamos juzgar ni dar validez a los
juicios de los demás. No es posible que los demás estén en
nuestra piel porque las vivencias son solo nuestras; lo mismo sucede cuando
creemos algo o suponemos en base a lo que interpretamos de lo que vemos en los
demás.
Por eso, cuando no nos comprendemos ni a nosotros mismos es bueno detenernos, analizar, repasar nuestro
recorrido y ralentizar el paso hasta que reencontremos desde un profundo sentir
nuestro camino.
Quien cree estar perdido, sólo está en un
lugar donde va a comenzar a caminar hacia el encuentro de sí mismo. Es
decir, que cuanto más desconcertados nos sintamos, mayor probabilidad tendremos
de ir recomponiendo el rompecabezas de nuestra vida.
Siempre debemos tener en cuenta que nosotros somos los únicos que
podemos poder evaluar la comodidad y bienestar de caminar con nuestros
zapatos, nadie lo puede estimar, ni tampoco juzguemos a nadie por su
andar. No sabemos cómo se siente en ese momento estar dentro de sus zapatos!
A veces no se puede entender, no se alcanza a comprender todo o no es el momento adecuado para hacerlo. Ahí aceptación! No juzguemos ni nos juzguemos. No opinemos si no es requerido. No seamos jueces implacables con nosotros mismos. Sólo detengamos el andar fuera queriendo entender la realidad, para empezar a caminar hacia adentro y encontrar aspectos nuestros, nuevos, aun desconocidos para nosotros.
LA AUSENCIA DE EMPATÍA
Detrás de una persona que enjuicia a los demás y que realiza comentarios destructivos, hay señales que hablan de una baja autoestima y un descontento con su entorno, que seguramente comienza en una disconformidad consigo mismo debido a situaciones no resueltas que le generan un constante malestar. Es habitual que las personas con baja autoestima utilicen la crítica para mantener el control sobre lo que creen ser su posición social en ese momento, en determinado lugar o circunstancia.
Daños emocionales sufridos que influyen incluso a nivel
inconsciente, como haber sido abandonado, humillado, rechazado, agredido, es
probable que influyan para que tenga temor a vivirlos nuevamente y crea
reconocer en ciertas personas un posible agresor; por lo tanto se aleja de las
vivencias ajenas conforme a su realidad.
Hay ocasiones en las que la empatía puede volatilizarse debido a temores encubiertos por pensamientos que justifican su actitud de indiferencia, por ejemplo, cuando una persona reacciona envolviéndose en una coraza pretendiendo no sentir; es cuando completa sus propios vacíos criticando y haciendo uso del enjuiciamiento. Podría decirse que juzgar, opinar, es una característica innata del ser humano en la sociedad actual. Esto se debe a que en ocasiones resulta adaptativo hacerlo pues protege de ciertos peligros que ofrecen ciertos vínculos, los cuales pueden atentar contra el bienestar mental. Generando ideas o imágenes rápidas de los demás o de nosotros mismos podemos cometer errores, los cuales deterioran la calidad de vida a nivel emocional, perjudicando de alguna manera la salud integral.
Conectemos con el sentir del otro, es una invitación. Hay quienes tienen facilidad para hacerlo, y hay quienes son más racionales y analizan el sentir del otro antes de accionar, o generalmente no accionar. Es bueno no ser impulsivos, y acompañar a quien necesite de nuestro apoyo y compañía. A veces, sólo necesitamos buena predisposición para escuchar con el corazón a quien nos requiera.
Por
todo lo que se conoce hasta ahora, no desestimemos los componentes moleculares
heredados, las predisposiciones a desarrollar determinados desequilibrios en la
salud, y sobre todo las emociones, responsables del desarrollo de toda
desarmonía.
Conocernos
a nosotros mismos, incluso nuestro cuerpo, y adentrarnos en nuestras raíces es
la forma de poder interpretar nuestras sensaciones para convertirlas en
estímulos de equilibrio y sanación.
No todo lo que resulta a nivel general es para todos y cada uno, ya que cada persona en su individualidad posee componentes que la hacen única e irrepetible, lo cual le da ciertas características que pueden hacerla no compatible con aquello que, a nivel alimenticio, para la mayoría resulta beneficioso. Debemos ser cuidadosos al momento de elegir nuestro alimento, y evaluar siempre la forma en la cual nos nutrimos desde las emociones.
Nuestra reacción al entorno es lo que estimula los efectos de la genética, causando lo que llamamos enfermedad en el ser humano.
EL ENFADO SEDUCE
Nuestro monólogo interior
El enfado es una emoción que
nos secuestra en pensamiento, palabra y acción. Un arma defensiva que será mal
utilizada ya que siempre se vuelve en contra, además de lastimar a otros, y
hacer mucho daño si se le permite crecer.
Sin duda desde tiempos remotos es una herramienta natural de la evolución para hacer frente a las injusticias que percibimos. Si nos quedamos anclados en el pensamiento generado por el enfado rápidamente nuestro sistema fisiológico y cognitivo se verá atrapado en una espiral de sentimientos y pensamientos negativos que no permitirán el avance de cualquier conflicto que suceda.
Esta emoción está mal vista socialmente por el daño que genera, también a nivel de una salud buena y estable. Sin embargo, quien siente ira tiene información sobre aquello que lo incomoda teniendo la oportunidad de examinarse y de buscar el equilibrio. Hay una razón principal por la que se cuestiona, y es que se confunde la sensación de ira con la expresión desmedida y descontrolada de dicha molestia lo cual responde a la mala gestión de aquello que enfada y atormenta. Si no se busca la serenidad para resolver eso que nos molestó, se convierte en una potente encrucijada emocional que secuestra la mente, el cerebro y el cuerpo, ya que hay sistemas del mismo que se ven perjudicados.
La clave para gestionar el enfado es sobre todo ser conscientes de nuestros sentimientos y emociones para dar el primer paso para manejarlos y transformarlos en útil para la supervivencia y no en dañino. El malestar no ayuda a resolverlo, lo incrementa. Cuando percibimos a través de nuestros sentidos que se ha cometido una injusticia o agravio respecto a nuestra persona o algo que es de interés personal, nuestro sistema límbico -amígdala y demás estructuras - recibe un chispazo que activa nuestro sistema nervioso y, con él, nuestro cuerpo y nuestra mente se “encienden” para dar paso a la acción. Por su parte, el neocórtex se encarga de calcular y dar paso a una reacción más o menos ajustada a la situación. Así, la descarga límbica supone la liberación de catecolaminas, lo que nos ayuda a reaccionar de manera decidida y rápida. En estos momentos y si la activación es alta, podemos parecer fuego. Nuestras mejillas pueden enrojecerse, nos contracturamos y nuestra mente genera pensamientos a excesiva velocidad; de esta forma no lograremos razonar de manera adecuada, lo que nos llevará a desvalorizar pensamientos que frenarían esta cascada de emociones negativa. Es fundamental aplacar la excitación, lo cual se logra se consigue de dos formas:
-Tomando distancia física y emocional de la situación, y así evitar que
la descarga de adrenalina nos domine y se alimente a través de la irritabilidad.
-Frenando nuestro monólogo interno. Elegir experimentar en el cuerpo
otra sensación, más relajada y placentera. Serenidad! Calmar el ánimo.
Es esto lo que nos hace afirmar que el enfado es una emoción que seduce nuestro diálogo interior, promoviendo argumentos convincentes de que aquello que nos ha enfadado es el causante de lo que nos sucede. Cuando siempre somos nosotros quienes decidimos qué hacer con lo que nos pasa.
Una sugerencia, respirar profundo tres veces prestando atención al aire que inhalamos y exhalamos, es el primer paso que podemos dar para sentir bienestar. Si eliges la paz, tu menta ya acudirá a nutrirse de otros pensamientos que transformen el enfado en un tema a resolver.
ESPÍRITU- INTUICIÓN Y MENTE
DOS HISTORIAS DETRÁS DEL SÍMBOLO
DEL HOMBRE DE VITRUVIO
El
Hombre de Vitruvio es una representación anatómica de las divinas proporciones
del ser humano; fue publicada por Leonardo Da Vinci en uno de sus diarios, pero
no creada por él, ni con el fin que le dio su interpretación a lo largo de la
historia.
Leonardo Da Vinci era integrante de un grupo, grandes mentes y elevados
espíritus, que conformaban una rama de iniciados a quienes se les había
otorgado el derecho a impartir sabiduría tras un largo camino evolutivo a lo
largo de las vidas. En esta escuela se compartía información que no podía
difundirse debido a que el mundo no estaba listo para un conocimiento de dicha
magnitud, pero que a estos alumnos o discípulos los transformaría en grandes
personalidades y les permitiría dar un paso más avanzado en su evolución.
Leonardo
era una de las grandes personalidades que no podía guardarse tanta información,
pero que tampoco difundiría directamente los conceptos adquiridos porque
quedaría expulsado de la orden para siempre. En su afán de compartir ciertos
datos con el mundo, escondió mensajes en algunas de sus obras. Y es por ello
que se encuentra información oculta en sus obras más famosas.
El denominado Hombre de Vitruvio fue publicado en uno de sus diarios, pero
nunca se descifró este mensaje oculto, lo cual no fue posible porque no había
información que anteceda al dibujo e indicara su procedencia; sólo se hallaron
notas de comparación que lo relacionaban con la perfecta arquitectura del
cuerpo humano. Michelangelo, otra personalidad de la época de Da Vinci quien
tomó relevancia con su arte gracias a su magnífica obra dentro de la Capilla
Sixtina, dejó en la misma mensajes
ocultos en muchas de las escenas de los muros,
al igual que hizo Da Vinci en muchas obras de su autoría; pertenecían
ambos a la misma orden, y dejaban determinados mensajes escondidos en su arte
con el fin de que algún día alguien los descubra y se conozca parte de los
conocimientos divinos a los cuales ellos tuvieron acceso.
Michelangelo y Da Vinci eran amigos. Se supo que en una de sus charlas
Michelangelo le llevó un dibujo que más adelante sería una de sus próximas
pinturas, en la cual estaría oculto un mensaje relacionado con el
significado de la vida, la evolución del ser y su camino en su existencia
humana.. De ese boceto luego surge el Hombre de Vitruvio. En el dibujo de
Michelangelo había un hombre el cual llevaría sus rasgos, quien estaba
sosteniendo un libro. Tenía una llave labrada y en su extremo se hallaba un
dibujo de un hombre con piernas abiertas y brazos extendidos; en el libro había
una cruz un tanto extraña en uno de sus lados. Por encima de toda la escena se
hallaba un cielo nocturno estrellado con diversas constelaciones marcadas, las
cuales alumbraban la escena que se encontraba más abajo; esta luz reflejaba en
el suelo de tierra al hombre de la llave y a la cruz del libro, pero en
extremos invertidos, es decir debajo de la cruz del libro estaba el reflejo del
hombre y debajo del hombre de la llave estaba el reflejo de la cruz, un tanto
extraño no?
De aquí nace el Hombre de Vitruvio, un boceto que Michelangelo llevó al lienzo y por alguna razón desconocida destruyó, pero que astutamente Leonardo expuso en un dibujo; como la obra ya se había conocido no podía hacerla en base del boceto que poseía, entonces decidió cambiar un poco el diseño reemplazando la cruz por la figura de un hombre relacionándolo a temas de anatomía; el Hombre de Vitruvio es la representación de los 5 elementos en perfecto equilibrio con su dualidad -las extremidades de los hombres- que permiten la existencia del ser en su camino a realizar la unificacion del ser material-espiritual -unir las extremidades piernas y brazos- la cual es el significado de la vida dentro de su universo -el círculo-, en el mundo que vive -cuadrado.
En la pintura que fue destruída el hombre usaba la sabiduría que era
representada por el libro para poder empujar la llave hacia el interior del
cerrojo en el cofre, y así acceder al conocimiento divino para llegar a
realizar lo que las estrellas reflejan en la tierra, representado en la
unificación del ser. El titulo del Hombre de Vitruvio era "El Significado
de la Vida".
La
gran innovación de Leonardo está en haber superpuesto, en el mismo dibujo, la
figura humana, la estrella de cinco puntas o pentáculo estrellado, y la fusión
del círculo y el cuadrado, en una poderosa síntesis que representa al Hombre
Universal (microcosmos) como centro del Cosmos (macrocosmos). Estamos ante una
expresión plástica del Adán Kadmon, que se superpone al Árbol de la Vida
cabalístico como emblema de la Creación.

Dicha información contiene todo lo que la abuela vivió, sintió y cómo lo vivió. Si era el momento adecuado para tener hijos, si era deseado el embarazo, si se sentía protegida por su pareja, etc. También saber qué necesidades biológicas no tenía cubiertas; todo esto y mucho más es información que se queda grabada en cada célula del feto. Por lo tanto llevas información de la abuela cuando estaba embarazada de tu mamá.
La información genética se salta una generación. El óvulo del que sales lleva la información de la abuela materna.
¿Por qué de la abuela y no del abuelo?
Porque la abuela pone el óvulo y el abuelo el espermatozoide. Y el óvulo además de la información genética, lleva la información mitocondrial, que está en la membrana celular. Mientras que en el abuelo la información genética está en la cola del espermatozoide, y como sabes en el momento de la fecundación la cola queda fuera. En la mitocondria es donde está guardada la información a niveles de programas que se heredan. Es la información biológica.
La genética es un campo todavía bastante inexplorado a pesar de estos importantes hallazgos, pero también se conoce que hay un alto porcentaje de herencia de todos los abuelos, y la más importante es el amor que cada niño reciba de sus abuelos, los momentos compartidos, y el recuerdo de haber mantenido un buen vínculo con ellos.
Todo lo heredado no es una sentencia, es una posibilidad de desarrollo en cada individuo.
En nuestro proceso de crecimiento personal, la inspiración está relacionada con una idea intensa, un impulso mental creativo, vigoroso y nuevo, motivador.
La palabra inspiración significa “recibir el aliento”. Tiene sus orígenes en el helenismo y la cultura hebrea. Los griegos decían que cuando alguien recibía la inspiración, lo que pasaba era que un dios “iluminaba” su mente y este, recibía sus pensamientos.
Nosotros somos quienes podemos generar esa inspiración que nos habita.
Conectarnos con la paz y el equilibrio de la naturaleza, sintiendo la libertad de ser individuos con el derecho de elegir cómo vivir, con la responsabilidad de honrar nuestras elecciones, es una forma de meditar sobre lo que sentimos, experimentamos y brindamos desde nuestro estado de ánimo para poder, si no nos genera bienestar, modificarlo.
La inspiración no procede de un pensamiento lógico, analítico, brota de un pensamiento creativo, unido a la manifestación de emociones nobles nacidas de un corazón que sabe amar.
O acaso si algo te motiva, de ahí emergerá tu inspiración??
Conéctate con tus emociones, reflexiona sobre la coherencia de tus actitudes, descúbrete desde aquellas simples cosas que generan una sensación de dicha en tu vida, y anímate a crear una nueva realidad.
Más que una sensación, estar inspirado genera es un estado de plenitud que se siente al estar en paz de conciencia, libres de las cadenas que nos atan a nuestras propias limitaciones, con el firme propósito de disfrutar la belleza de la vida y la magia de crearnos, creando a cada instante!!
No busques la inspiración. La misma surge, de forma espontánea.
La voz es un fenómeno fisiológico con un resultado de naturaleza acústica. Desde los primeros tiempos de vida el bebé se comunica con sonrisas, llantos, balbuceos. Lo que irá aprendiendo por contagio y necesidad de entablar otra clase de comunicación, son las palabras.
La consideración de que la voz surge de la necesidad de comunicación, reduce la importancia del proceso auto-referencial de la vida intrauterina, donde aún no existe “el otro”.
Los primeros sonidos son de sensopercepción; distensivos y gozosos reflejos que podríamos llamar bostezos, espacialidad, exploración o manifestación de sueños. Comenzamos hablando con nosotros mismos por placer del barboteo salival; el soliloquio y el tarareo espontaneo, indicadores de bienestar aún en la vida adulta.
Hoy sabemos que la voz es anterior a todo lenguaje; se inicia en la formación prenatal y no está ligada a la comunicación. El llanto, la risa, el grito, no constituyen un lenguaje de comunicación; son una manifestación anterior a la actividad racional.
Existe un balbuceo sonoro en el origen mismo de la materia, una actividad pre-racional que se transforma en lenguaje y se esconde en los rincones inhabitados de las palabras, en las guaridas del silencio.
La cultura occidental ha llegado a creer que el habla contiene los secretos de la mente y que los nombres de las cosas son su verdad, cuando en realidad la antecede, ya que la voz es parte de la complejidad de la materia; permanece en la base de su vibración y desde allí nos conduce a la comunicación. Mágico camino que va del arrullo a la conquista del lenguaje y la creación musical; su sonido es un puente por donde van y vienen las palabras, las ideas y las emociones.
Texto de Roberto Aizenberg
¿En qué consistió el estudio?
Pues bien, el estudio consistió en que 15 estudiantes (ocho mujeres y siete hombre) trajeran unas fotos de sus parejas, y las fotos de un conocido no tan querido, pero igualmente atractivo. Los investigadores pasaron las fotos ante los sujetos, mientras calentaban un estimulador térmico controlado por ordenador en la palma de su mano, para causar un dolor leve.
En ese momento, con una máquina de resonancia magnética sus cerebros fueron escaneados. Así pues, la mirada de un ser amado redujo el dolor ente un 36 y un 44 por ciento.
Uno de los lugares claves para la analgesia inducida por el amor es el núcleo accumbens, un grupo de neuronas del encéfalo que actúan como centro de recompensa clave en la adicción a los opiáceos, la cocaína y otras drogas peligrosas de uso y abuso. Es la región que le dice al cerebro que realmente necesita tomar otra dosis para sentirse bien.
¿Que beneficio reporta tal descubrimiento?
Esta similitud de actuación confirma la teoría de que es posible aliviar el dolor de forma natural, y todo gracias al amor, cuya “química” es igual de poderosa que alguna clase de medicina.